Suiza no está en la UE, ni quiere estarlo. Pero en la práctica, ya está: tiene firmados 120 tratados bilaterales con Bruselas (que sin embargo no ha traspuesto a sus leyes), y el 75% de su comercio exterior lo hace con los 27. El artículo analiza la complejísima situación, en la que se mezcla esta situación de hechos consumados con el caos legislativo que genera, la situación electoral interna de Suiza, la soberanía fiscal de cada cantón, el nacionalismo de la derecha política suiza... un puzzle que deja al gobierno suizo sin margen de maniobra