Le llaman Talibanistán. Un lugar fronterizo entre Afganistán (invadido por EE.UU.) y Pakistán (aliado de EE.UU.), donde el miedo se palpa en el aire. Un feudo de la guerrilla islámica, donde el degüello, el secuestro, los combates y las emboscadas son el pan de cada día. Los afganos no dudan en culpar de sus males al vecino y apuntan el dedo acusador hacia la llamada zona tribal de Pakistán, una franja a lo largo de 600 de los 2.500 kilómetros de frontera común.