Más de 150 días sin gobierno, continuos nombramientos por parte del Rey Alberto II de “formadores” o “informadores” con el objeto de gestar una coalición gubernamental a la desesperada, voto en bloque del sector flamenco para “escindir” a los francófonos de Bruselas Hal-Vilvorde (BHV) de ciertas facilidades... La impresión inicial de todo esto es que Bélgica no va a resistir mucho, pero, ¿en realidad llega a tanto semejante crisis?