Los derechos humanos son universales y exigibles hasta que son molestos a los Estados que los deben promocionar y defender. En Latinoamérica, algunos Gobiernos no gustan de regaños externos. Así que, apoyados en el nacionalismo populista, Brasil, Venezuela, Ecuador o Perú están logrado herir de muerte al ya débil Sistema Interamericano de Derechos Humanos.