Nuestros presidentes de Gobierno de la democracia, cinco hasta ahora a la espera de que se sumen a la lista Rajoy o Rubalcaba, han llegado al cargo con una preparación académica mediocre, salvo, quizá, Calvo-Sotelo, el de mejor currículum profesional y el único que sabía idiomas. Aznar fue el único que ganó unas oposiciones (las de inspector de Hacienda) y el único que, estando ya en el cargo, llegó a aprender suficiente inglés para mantener una conversación con sus colegas en esta lengua.