Las diferencias culturales, étnicas, absolutamente lógicas por otra parte, posibilitan un nuevo campo para un racismo que desprecia a los otros atribuyendo rasgos negativos a su identidad étnica, a la vez que elogia las virtud del temperamento nacional o étnico de su propio grupo. Este NEORRACISMO se presenta muchas veces como defensor del derecho de los pueblos a mantener su "identidad cultural". En nombre de esa identidad, puede propugnar el aislamiento de otros grupos étnicos, para evitar que se estropee su supuesta autenticidad.