Amanece en la ciudad sin ley. En la calle, además de los coches que se dirigen al polígono cercano, un hombre permanece inmóvil junto a un grupo de viviendas de protección oficial construidas hace más de dos décadas y que hoy se encuentran deterioradas. Puede ser un chivato o puede que no, pero ahí está. Veinte minutos más tarde, un coche de la Guardia Civil atraviesa la calle. Es el vehículo guía. Al instante, comienza a llegar la caravana de efectivos de la Guardia Civil. La madriguera de la droga va a ser asaltada.