Los del PSOE le echan sinceramente de menos, los del PP le hacen 'el abrazo del oso', tiene grandes apoyos en su partido, se lleva fenomenal con los demás nacionalismos periféricos, cae bien incluso al nacionalismo español. Y lo mejor es que parece que, debajo de esto, no hay una operación de márketing, sino sentido común y espíritu de concordia. Como a Suárez, tampoco le faltaron enemigos que consiguieron 'guillotinarlo'. Once días después de su renuncia, se publica esta perspectiva del atípico político vasco.