Podrías ahorrarte unos cuantos billetes azules si construyes tu propia bicicleta. De paso, aprenderías a repararla, entenderías mejor como funcionan las máquinas útiles y sencillas y, ya puestos, alucinarías bellotas con la de posibilidades de customización y configuración de los componentes: no hay nada como tener un vehículo a medida para optimizar tus desplazamientos en materia de velocidad, rendimiento, seguridad, comodidad... Oh, y es rematadamente fácil, en realidad.