Los calamares Magnapinna, vistos por primera vez en 1988, son realmente curiosos por dos motivos. El primero, la gran longitud de sus tentáculos: entre 15 y 20 veces más largos que el manto. El segundo, la extraña manera en que salen de este, forman un ángulo de 90º y luego cuelgan ingrávidos. En el vídeo, tomado por un robot de la compañía Shell a 2km, se ve un ejemplar. (el bicho no se desplaza rápidamente a izquierda y derecha, es la cámara que está siendo manejada a distancia por alguien que quizá se ha puesto nervioso).