¡Sabotaje! – gritó la marquesa. Alguien ha serrado los ejes de uno de nuestros carromatos. Doce de mis temporeros cayeron por un terraplén y no podrán trabajar en dos semanas, ¡Dos semanas! ¿Quién puede haber hecho algo tan horrible, señora marquesa? – se interesó un lacayo. Veamos, ¿qué sabemos? En primer lugar, que gracias a esta maniobra, esos vagos van a estar dos semanas sin trabajar y, en segundo, que voy a ser la comidilla de estos parajes. Dirán que soy descuidada y no vigilo bien a quién tengo a mis órdenes.