El problema de los "predicadores" del software libre es que son una especie religión, aún más fanática y por supuesto mucho más dogmática que la de los más fanáticos usuarios de Mac. Al fin y al cabo, la "evangelización" maquera se hace desde la práctica (no hay virus, es más sencillo, etc.) mientras que la del software libre se hace desde la teoría: la presunta "liberación social" si todo el mundo tiene software libre. Y esa liberación ha de producirse forzosamente, sin preguntar si el sujeto quiere ser liberado.