En 2006, estos casos representaban el 8% de las llamadas de los adultos a ANAR. Un año después, el porcentaje asciende al 9,5%. Son problemas de «conducta, de unos hijos que no conocen límites, de niños tiranos», como los definió Ballesteros. Se dan casos incluso de agresiones a padres y en el colegio. «El exceso de permisividad en la educación de los hijos trae consigo que no aprendan a tolerar la frustración y el respeto a las normas», explicó Ballesteros.