La libertad de expresión tiene unos límites, dijo el legislador. Porque la gente es mala, porque sois unos idiotas irresponsables, tenemos que hacer estas cosas. Tenemos que poner barreras. Para que no os hagáis daño, con la verdad y la mentira, como si las poseyerais en exclusiva. Y el legislador empezó a buscar dolor, y encontró mucho. Y empezó a legislar.