Megan Williams, de 23 años, permaneció al menos una semana cautiva en una choza donde fue violada, obligada a comer excrementos de rata y a beber agua del inodoro, según las autoridades. Los secuestradores, todos blancos, la ataron con un cable eléctrico, le echaron agua encima y la hirieron con un cuchillo en una pierna, además de burlarse de ella con descalificativos xenófobos, de acuerdo con los documentos policiales.