Cometer un asesinato y echarle la culpa a un videojuego debería ser un argumento demasiado endeble como para tomárselo en serio, pero en Tailandia les ha parecido una explicación más que válida para prohibir la venta de GTA IV. Un joven de 18 años asesinó a un taxista imitando una de sus escenas. En su confesión, el jugón que se enfrenta la pena de muerte, aseguró que había robado un taxi tras haber asesinado al chófer de 54 años con la intención de comprobar si era igual de fácil hacerlo en la vida real que en el videojuego.