Un nuevo fenómeno se expande por centroeuropa: las guarderías masculinas, donde los hombres pasan la tarde entre videoconsolas, revistas porno, juegos diversos y cómics, unas pajillas, mientras sus esposas se dedican a ir de compras. La iniciativa surgió como un experimento el pasado diciembre en Salzburgo y pretendía ofrecer un refugio a los hombres que se aburrían de acompañar a sus parejas durante las compras navideñas. Los promotores pretenden rescatar al niño que hay en cada hombre.