La indignación y la protesta pacífica apenas necesitan un mínimo tropiezo para que el binomio gobierno-medios de comunicación tergiversen de modo intencionado los calificativos de cualquier acción contraria a la expoliación económica y democrática que padecemos. Delincuentes, perroflautas, vagos, terroristas y otra serie de descalificaciones que traten de desprestigiar la reclamación legítima de derechos. Como pueblo y en plena era de la comunicación, parece que no somos capaces de evolucionar y responder a estos burdos pero efectivos método

La dictadura de lo políticamente correcto surgió casi como una broma de minorías que pasearon su indignación por universidades y medios de comunicación. Detrás, como es sabido, hay un control de los márgenes de la política, el comportamiento y pensamiento permisibles. Esa corrección ha convertido la Historia en una sucesión de equivocaciones sociales y políticas, morales y de género, biológicas y económicas, que ahora se vienen a corregir.

A través del Seminario: "El periodismo y el lenguaje políticamente correcto", periodistas, lingüistas, consultores, directores de comunicación y profesores de España y América analizarán en San Millán de la Cogolla la corrección del lenguaje en los medios de comunicación frente a la influencia del discurso políticamente correcto. Examinarán las relaciones entre la precisión y la corrección del lenguaje para transmitir un mensaje del modo más ajustado a la realidad frente a la incursión de lo políticamente correcto en el discurso periodístico.

Nada puede entenderse sin tener en cuenta la perversa acción de los políticos durante las pasadas décadas: su intromisión en la vida privada de los ciudadanos, su insistencia en legislar basándose en lo que llamaron derechos colectivos y, especialmente, su pretensión de imponer a la población una nueva ideología: la corrección política. Todo ello ha acabado comprometiendo la libertad individual, la igualdad ante la ley, los principios, la honradez, el juego limpio, el pensamiento crítico y, por supuesto, el bienestar económico.

El periodista Iker Jiménez ha vuelto a abordar "el problema de la corrección política", esta vez desde su videoblog. El director de Cuarto Milenio revela la vivencia reciente de un amigo lo que significa ser "preso del sistema" y cómo el poder de lo políticamente correcto ha hecho de España "un esperpento" y "un país de pandereta".

13 de noviembre, Helge Lurås publicaba un artículo en la web noruega Resett hablando sobre la relación entre la corrección política y el accidente de la fragata: “Las Fuerzas Armadas están actualmente bastante renuentes a hablar sobre la tripulación de KNM Helge Ingstad”, señala Lurås, y sobre las grabaciones de las comunicaciones del barco, apunta que se cometieron errores humanos “casi incomprensibles. La gente de la Marina aparece como aficionada”.

Un mal de esta época es la corrección política funcionando como censura artística. En nombre de teorías feministas o posturas inclusivas y progresistas se retiran obras de arte de los muesos, se boicotean estrenos de películas, se eliminan artistas del catálogo de servidores de música o dejan sin trabajo a actores o directores por denuncias de acoso sexual no del todo comprobadas. Es fácil indignarnos para quienes estamos a favor de la libertad, pero solo con la indignación no alcanza. Hace falta confrontar los argumentos con otros argumentos;

Thomas Petersen, investigador del Instituto para la Demoscopia Allensbach, denuncia datos en mano una espiral del silencio contra la mayoría que beneficia a los valedores de la corrección política. Sólo un 45% de los alemanes cree poder expresar su opinión. "Hay un clima social en el se piensa que hay que ser cuidadoso porque se le puede echar encima otra gente”,dice. Esa presión se ejerce en función de reglas, valores y hábitos de expresión de lo que llama “una casta mediático-intelectual que ha dejado de tener contacto con la sociedad”

Más que una forma de etiqueta léxica, para la antropóloga Ida Magli la corrección política es una sofisticada técnica de lavado de cerebro. Promueve la autocensura espontánea e insinúa distorsiones léxicas de la realidad que, a la larga, impiden la formación lingüística de conceptos. Esto equivale a secuestrar el pensamiento. Si es así, la dirección tomada es la de un «pensamiento único» en el que las ideas se vuelven limitadas e inmutables.

La corrección política es un concepto resbaladizo. Si usted es de derechas, seguramente piense que la sociedad se está inmolando con el lenguaje. Si es de izquierdas, arqueará una ceja y dejará de escuchar.

¿Dónde está la corrección política capitalista? Entre 1980 y 2008, palabras como “obrero”, “pobre” y hasta “trabajador” fueron sistemáticamente suprimidas del discurso político de los partidos socialdemócratas. Quedaron como patrimonio de agrupaciones marginales de izquierda. Su empleo era una garantía para perder las elecciones. ¿El motivo? Nadie quería para sí estos epítetos, nadie quería identificarse con un pobre por más que su patrimonio fuera un espejismo de créditos bancarios en una burbuja financiera.

En todos los países e idiomas hay infinidad de poetas y narradores de una corrección política y ética sin mácula, pero de mediocridad irremediable, y algunos que aunaron el genio con un pensamiento y conducta absolutamente abyectos.

Dos corrientes amenazan lo políticamente correcto: los 'talibanes' que exigen una asepsia máxima y los populistas que lo violan para brillar.

Reflexión sobre la corrección política en el lenguaje y lo absurdo que puede llegar a ser cambiar nuestra forma de hablar porque ciertas expresiones le puedan parecer ofensivas a ciertas personas.

Vivimos un tiempo en el que se prodigan las quejas sobre el tono verbal a menudo inapropiado que acostumbran a utilizar políticos, periodistas, comunicadores y demás personajes públicos.

La corrección política llega al mundo del arte. Museos como el Nacional de Amsterdam cambiarán el nombre de algunos cuadros que llevan palabras que pueden resultar ofensivas como por ejemplo "negro", "enano" o "moro". En España el Museo Nacional de antropología ya está en ello. Se acabó eso de hablar de enanos o negros en el título de los cuadros más famosos de Amsterdam. Una decisión del mundo del arte que también ha llegado a España...

La popular serie de televisión "Los Simpons" se ha hartado de lo políticamente correcto que amenaza con trastocar el sentido común, y en uno de los últimos capítulos dedica una despiadada crítica al pensamiento único.

Fragmentos viralizados de la charla de Anna Pacheco en Operación Triunfo han puesto a la derecha a echar espuma por la boca. No es que me extrañe: tuve la misma reacción tras una hora espesa de charla, pero no por los mismos motivos. La razón por la que varios dirigentes políticos se han pronunciado escandalizados como adolescentes son las alusiones, directas o veladas, de Pacheco a sus partidos. En Twitter se llega a pedir el cierre de TVE con la tradicional costumbre de no exagerar nunca nada que tienen los usuarios de esta red antisocial.

¿Qué está pasando en este país con la corrección política? ¿Es que no se puede decir nada sin que algún colectivo te acuse de ofenderlo? ¿Nos ofendemos más ahora que antes? ¿Nos estamos volviendo locos? Atrás quedaron los años en los que Martes y 13 le cantaban al maricón de España o una mujer decía que su marido le pegaba y todos nos reíamos. Muchos queremos que vuelvan pero, ¿tendrían cabida sus mismas bromas en la sociedad de hoy?

Nosotros, los defensores de la democracia, de la libertad, hemos cerrado el espacio de la discusión. Hay ya palabras prohibidas, ideas prohibidas, maneras prohibidas. Y, además, es por nuestro bien. Son prohibiciones liberadoras, prohibiciones que nos harán mejores, más conscientes. Se ha cerrado el espacio para que el otro tenga legitimidad, pero el otro de verdad, no sólo otro “diverso”, no, el otro que nos atosiga, que nos irrita, que nos pone contra las cuerdas.

Tras realizar un experimento en el cual se pedían firmas para una falsa petición a favor de la ablación, una activista londinense que sufrió dicha práctica advierte que la corrección política está dificultando la lucha por su erradicación. Leyla Hussein dijo que muchos transeúntes temían criticar la ablación genital femenina porque les preocupaba criticar a otra cultura. Decidió hacer el experimento para ver “a que locura ha llegado la corrección política”. A los transeúntes les dijo que era para proteger su “cultura, tradiciones y derechos”

Declaración hecha en una entrevista a Mel Brooks en el que a sus 90 años habla sobre el recientemente fallecido Gene Wilder, la corrección política y sus películas.

¿Cómo cambia la connotación de una palabra? ¿Por qué "judío", que era un insulto en la Alemania nazi o la España del Barroco, es recuperada por la comunidad judía, y sin embargo la palabra "negro" es intolerable para la comunidad negra de EEUU en boca de un blanco? ¿Qué pasa con palabras cuyas connotaciones eran negativas hace 50 años pero ya no, como "maricón"? La corrección política combatida con argumentos.