El banco que preside Emilio Botín vendió hace cinco años a un total de 129.000 inversores deuda por valor de 7.000 millones para financiar la compra del banco holandés ABN Amro. El gancho era el pago de una rentabilidad alta esos cinco años, pero la deuda es obligatoriamente convertible en acciones, es decir, al final de la inversión el banco no devuelve dinero, sino acciones, y el último plazo para canjear esa deuda por títulos del banco vence mañana. De esos 129.000 compradores, ya han canjeado por acciones en años anteriores unos 80.000.