El Banco Mundial atraviesa el peor período de su historia. Más débil que nunca, rechazado por un número creciente de movimientos sociales, desacreditado por el nepotismo descarado de su presidente Paul Wolfowitz, sufre, al mismo tiempo, los ataques de varios gobiernos de Latinoamérica que actualmente están organizando la construcción de un Banco del Sur, con una ideología radicalmente diferente. ¿Y si el golpe de gracia estuviera cerca?