[c&p] El 6 de septiembre de 1956, falleció un hombre víctima de una accidente de tráfico. Era una persona más, normal y corriente, a quien la fortuna había abandonado de repente a merced de un trágico error, como le sucede a tantos otros que mueren en la carretera. Solo tenía 34 años y, a primera vista, no era más que otro número en la estadística, un padre de familia británico llamado Michael. Su profesión, arquitecto, su pasión, las lenguas, sobre todo el latín y el griego. Pero Michael era de todo menos normal ...