Keith Lyon fue encontrado muerto en mayo de 1967 en un camino rural del condado de Sussex, Inglaterra. El muchacho, de 12 años, salió a comprar un set de geometría para el colegio y no volvió más. La policía puso en marcha una gran investigación para dar con los asesinos, que incluyó la toma de huellas dactilares de 5.000 jóvenes de la zona. No obstante, la operación fue infructuosa. Los padres de Keith, que fallecieron en 1991 y 2005, nunca pudieron saber quién mató a su hijo. Ahora, 40 años después, han descubierto a los autores del crimen.
