Ante la disminución de la clientela, la hostelería se empeña en actuar como un servicio básico que no es. Un servicio básico es aquello de lo que no nos podemos permitir prescindir, (la energía, la alimentación, las comunicaciones); una copa o un café no son servicios imprescindibles. La hostelería se ha comportado como si fuese un oligopolio, lleva años repercutiendo sobre sus clientes las subidas anuales de los servicios básicos, actualizando siempre al alza sus precios. Desde la entrada del euro, en que los cafés pasaron de cien pesetas...