El abad Atahane Seromba, fue condenado este miércoles a cadena perpetua por su papel en el genocidio perpetrado en ese país africano en 1994. La condena, dictada en apelación por genocidio y exterminio, amplía una primera sentencia a 15 años de reclusión, de diciembre de 2006. Los magistrados estimaron ahora que su papel fue mayor, por haber autorizado a las autoridades locales a destruir su iglesia en Nyange (oeste). El derrumbe del templo provocó, el 16 de abril de 1994, la muerte de unos 1.500 tutsis que se habían refugiado en su interior.