Toyota es la marca que con más firmeza piensa que los coches a hidrógeno son el futuro. Una posición sin comparativa en el sector que está comenzando a convertirse en un potencial problema de imagen para la marca, que se enfrenta a las quejas de sus clientes, incapaces de repostar sus vehículos, con costes disparatados, que ha supuesto la presentación de las primeras demandas contra la marca.