Bagdad ha reconocido que más de 30.000 personas se han registrado como refugiados sólo en lo que va de mes, huyendo de la limpieza étnica ya abiertamente instalada en un país donde las muertes violentas alcanzan la escalofriante estadística diaria de un centenar de personas, según la ONU. La cifra, a todas luces de guerra intestina, certifica el estrepitoso fracaso del plan de reconciliación nacional anunciado pomposamente por el primer ministro Nuri al Maliki y resulta en sí misma incompatible con la misma existencia de Iraq como estado articu