Que recuerde en cuarenta años, y salvo contadas excepciones, este club de fútbol -el mejor del siglo pasado- tiene una característica única y es que, con independencia de quién ocupe su banquillo, qué jugador participe, qué presidente lo presida, qué problemas internos padezca, qué rivales tenga, o cómo sea su juego, mantiene viva la costumbre de encontrar cientos de goles salvadores en los bordes últimos de partidos decisivos. Sea la grandeza de la que presume o la fortuna aludida por sus rivales, éste es el verdadero escudo del Real Madrid.