Investigadores de las las universidades de Princeton e Indiana descubrieron bacterias extremófilas enterradas bajo 3,2 km. de roca sólida, allá donde el sol dador de vida nunca alcanza. La mayoría de los seres vivos de la Tierra dependen de la energía del sol, pero en lugar de eso, estas bacterias encontraron otra fuente de energía: ¡la radiación! Resumiendo: estos seres se asientan sobre el uranio, beben lejía y comen roca sólida, lo cual deja a cualquier “estómago de acero” humano a la altura del betún. "La vida siempre se abre camino..."