Guipúzcoa se incorporó al reino de Castilla hacia el año 1200, pero mantuvo "una verdadera independencia en gravísimos asuntos internacionales durante los siglos XIII, XIV y XV". Así, en octubre de 1481, los representantes forales celebraron unas Juntas Extraordinarias en el paraje de Usarraga para establecer un trato con los ingleses: en caso de "guerra y represalias" entre los reinos de Inglaterra y Castilla, los guipuzcoanos permanecerían neutrales, como un estado independiente, ajenos a las trifulcas entre los otros dos.