Es el caso de The Green Microgym, el primer gimnasio 'verde' y que, de momento, tiene un único local en Oregón (Portland, Estados Unidos). Su funcionamiento es muy simple: la electricidad que consume una instalación de este tipo, no se consigue a través del tendido eléctrico (como normalmente ocurre), sino aprovechando la energía que se desprende del propio ejercicio de sus clientes. “Un concepto muy antiguo conocido como energía cinética”, explica su propietario, Adam Boesel.