Está en la naturaleza de las teorías de la conspiración no ser más que meras teorías: si se pudiera demostrar que EEUU ha ocultado la existencia de vida extraterrestre, que el Gobierno de George Bush está detrás del 11-S, que la NASA nunca llegó a la Luna o que ETA colaboró en los atentados de Madrid, no solo pasarían a engrosar la categoría de hechos comprobados, sino que el mundo tendría otro aspecto, uno muy inquietante. Tal vez por eso se quedan en teorías, y tal vez por eso suelen florecer con cierta facilidad.