SI cuatro edificios se derrumbaran, cuatro torres gemelas, por ejemplo, con el trágico saldo de 12 mil muertos, supongo que a nadie se le ocurriría discutir que esa terrible noticia encabezase todos los informativos, todas las portadas. Pues bien, todos los días, cuando nos levantamos, ya han muerto en el mundo 12 mil personas. No del tsunami que no hubo ayer, de la torre que tampoco se cayó, esos 12 mil niños y niñas han muerto de hambre, de simple y maldita hambre. Y el hambre y sus miserables consecuencias no son noticias.