A diferencia de otros países, la sociedad española, no supo, no quiso o no pudo, en su día, derrocar el franquismo hasta que se produjo su extinción natural. Pero las cosas son como fueron, y lo son así hoy precisamente porque así lo fueron en su día. La actitud acomodaticia, resignada o, en cualquier caso, no suficientemente resistente, que el conjunto de la sociedad española adoptó durante la dictadura, no puede pretender verse ahora compensada a posteriori, por esta otra revisionista y justiciera, para exculpar las flaquezas del pasado.