José Luis Sampedro no sólo era buena persona, simpático, amable y compasivo, lúcido economista, excelente profesor, cercano y didáctico, inteligente analista crítico de la política actual, y buen escritor, sino no menos feminista. Ideología que pocos de sus exégetas deben valorar puesto que en nada la resaltan en los elogios fúnebres que leo. Conocí a Sampedro en un programa de televisión de entrevistas que dirigía Mercedes Milá, en los tiempos en que esta reunía a los personajes del país que podían aportar cultura e inteligencia a los debates