Registró + de 600 patentes, inventó el microscopio electrónico y los lentes infrarrojos de visión nocturna, construyó el primer televisor doméstico y luchó contra el cáncer. Sin embargo, será citado, por su coqueteo con el mal: el barón Manfred von Ardenne participó primero en los intentos por construir la Wunderwaffe, el “arma maravillosa” con que Hitler esperaba alcanzar una victoria definitiva, y luego desarrolló el programa nuclear soviético, convirtiéndose en uno de los principales cerebros del Este.