La euforia y la satisfacción estallaron ayer en Estados Unidos y, ante todo, en Boston, con el arresto anoche de Dzhokhar Tsarnaev, el joven de 19 años que era uno de los dos sospechosos del atentado en el maratón de Boston el lunes. Herido grave pero vivo, ingresado en el hospital Beth Israel, Tsarnaev había sido protagonista de una persecución que durante 22 horas mantuvo en vilo y en jaque a todo el área metropolitana de Boston y su arresto, según declaró a la nación el presidente, Barack Obama, ponía " fin a un capítulo de esta tragedia".