El precio de los combustibles, especialmente el precio del gasoil, no va a dejar de subir. No se trata de un problema coyuntural de los mercados, de desajuste entre oferta y demanda tras la pandemia, como pretenden explicarlo los economistas mainstream. Es un problema estructural que se deriva del declive del petróleo, del fracaso de la industria para encontrar alternativas al crudo convencional y de la deslocalización hacia Asia de la producción de productos refinados en el mercado global. Las consecuencias que tendrá la imparable escasez y …