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MamenPsicologa

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Soy Mamen Jiménez, psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja, autora de cuatro libros (Oberón, Lunwerg y Editorial Minis) y divulgadora.

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Hola, soy Mamen Jiménez, psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja. Pregúntame [217]

  1. #16 ¡Hola! Me parece muy interesante tu cuestión, de verdad, pero, y espero que me perdones, me parece un tema tan complejo, con tantos matices, que no me sentiría cómoda abordándolo en unas pocas líneas, sin voz, sin contexto, y sin posibilidad de diálogo real o réplica. ¡Gracias por dejar tu pregunta!
  1. #13 ¡Hola! Todo aquello que tenga evidencia científica, así que paradigma cognitivo-conductual, of course.

    PD: el único spam bueno es el de los Monty Python www.youtube.com/watch?v=zLih-WQwBSc&t=3s
  1. #12 ¡Hola!

    La erótica del poder existe, en la misma medida que otras vías, de la misma manera que a muchos les pone indomable un cantante determinado que, de ser, por ejemplo, su compañero de trabajo, no mirarían más allá de la pura simpatía. Hay a quien le ponen cosas, a quien le atraen cosas... que quizá a otros no.

    La admiración es ingrediente deseable (y necesario, en realidad) para que una relación funcione. Necesitamos admirar al otro: esto aporta, entre otras cosas, atractivo. Nos sentimos “más” si nuestra pareja “es estupenda”, sea en el área que sea (aquí es donde entran los valores y deseos de cada uno: a ti puede parecerte maravilloso que tu pareja sepa dibujar o tocar un instrumento musical (el "otro" imagino que también) y a Juanito, tu vecino, lo que le indoma es que sepa hacer macramé o que sea gracioso en plan "Lloro contigo, cari".

    ¡Gracias por dejar tu pregunta!
  1. #11 ¡Hola!

    Cuando hablamos de bajo deseo sexual debemos diferenciar entre: si se trata de algo general o contextual, es decir, si no hay deseo en general, en la vida, o si solo te pasa con tu pareja. Y por otro lado determinar si es algo que sucede desde el inicio de tu vida sexual o desde un momento dado de tu historia. Hay matices si se trata de uno u otro caso (y sus combinaciones), pero así en general, por resumir, lo recomendable es empezar con un reconocimiento médico para que tengamos claro que no hay nada a nivel fisiológico que esté detrás de este bajo deseo.

    Si se descarta esto tendremos claro que se trata de algo psicológico, de manera que se puede trabajar a este nivel. En los casos de bajo deseo sexual de origen no fisiológico suelen ser varios factores los que mantienen la situación: determinados desacuerdos en la pareja (no necesariamente mala relación, es más sutil, se puede estar satisfecho pero en el fondo desear determinados cambios, o añorar algunas cosas), una vida sexual no satisfactoria (no necesariamente mala, pero no suficientemente atractiva como para generar deseo de más), ideas y concepciones negativas acerca de la sexualidad (por ejemplo pensar que con una pareja hay cosas que no se pueden hacer, por respeto -esto es algo que escucho a menudo en estos casos-), etc.

    A menudo veo chicos en este caso que no quieren trabajarlo porque no lo echan de menos, al menos no de entrada, pero que vienen a consulta por su pareja. Y digo de entrada porque en realidad cuando hablas con ellos sí que recuerdan que el sexo les gustaba...

    Si es tu caso, si quieres que vuelva el deseo, te animo a que lo trabajes: se puede (el deseo no se muere... se va de parranda, pero puede volver), y el sexo sienta muy bien (en general y a la pareja en particular).

    Muchas gracias por dejar tu pregunta. Espero haber sido de ayuda.
  1. #10 ¡Hola!

    Nadie mejor que tú para saber si es algo con lo que puedes vivir o algo que vas a lamentar. Ahora bien, ten en cuenta que a menudo idealizamos lo que no tenemos y queremos, que le otorgamos beneficios y placeres prometidos que no necesariamente serán realidad.

    Cuando hay algo que creemos que ha de ser satisfecho, y no lo es, nos sentimos frustrados, pero no siempre es porque eso fuera una necesidad, sino porque nos hemos convencido de que lo es, porque a base de pensar en ello hemos comprado la idea de necesidad. Y claro, no tener lo que “por derecho” o “por salud” deberíamos... escuece.

    Con esto no estoy criminalizando las fantasías sexuales de nadie, faltaría más, ¡con lo sanas que son! Lo que pretendo es favorecer la reflexión, que siempre viene bien.

    No existe la relación perfecta, en el sentido de que per se cubra todas nuestras necesidades y apetencias. Pedir eso es injusto a todas luces y seguro nos lleva a sentirnos defraudados. La relación perfecta es aquella en la que, juntos, capeamos el temporal, nos reímos de él y disfrutamos de los días soleados (que, cuando uno se lo curra, son bastantes).

    Piensa en tu relación, ¿es solo esto lo que te “falta” o hay alguna cosita más que podría mejorarse o que necesites que se cambie? ¿Qué es lo que esperabas de esta relación? ¿Se ha cumplido? Quizá sea un buen momento para hacerle una puesta a punto... o para plantearse cambios. Suerte.
  1. #9 ¡Hola!

    La pregunta en realidad, si me permites la corrección (es con fines didácticos y mucho primor), debería ser cuándo es el momento para afrontar la educación afectivo-sexual de nuestros hijos. Y la respuesta es: desde el minuto uno de su vida.

    ¿Por qué te he cambiado la pregunta? Porque afecto y sexualidad son desarrollos que se producen de la mano: los seres humanos somos seres sexuados desde que nacemos. Y ojo, que hablo de seres sexuados, de sexualidad... no de erótica, que eso sí que es terreno puramente del adulto.

    Desde que son bebés ya les abrazamos, les besamos, les mostramos nuestro afecto y con ello les estamos enseñando qué conductas son aceptables y deseables en nuestra familia, en nuestra sociedad y nuestra cultura. Por tanto tiene sentido, es necesario, que seamos conscientes de lo que hacemos, porque esto ya es educación afectivo-sexual.

    De la misma manera que hacemos esto debemos explicarles, desde pequeñitos, que su cuerpo es suyo, que nadie debe tocarles (solemos usar la zona que les tapa el bañador para delimitarles qué partes de su cuerpo son especialmente “privadas” e intocables).

    También debemos acompañarles cuando les veamos, por ejemplo, tocarse (porque sí, se tocan, desde muy pequeños, y es normal) sin reírnos ni censurarles... Esto forma parte de su conducta de exploración para conocerse y conocer el mundo que les rodea. Y es sano. Ahora, al mismo tiempo podemos ir trabajando conceptos como la privacidad, la intimidad (hay cosas que es mejor hacer en casa, que no se hacen en la calle o en el súper)... Por su correcto desarrollo, su autoestima, su autoimagen, y para evitar, en la medida de lo posible, que sufran abusos.

    Y siempre adecuar nuestro lenguaje a ellos, a su momento, que los padres conocemos perfectamente.

    Lo importante, recalco, es recordar que lo erótico ya es adulto, de manera que es terreno no esperable y no deseable para los peques. Eso llegará cuando sean adolescentes y entonces nuestra labor de educación seguirá su curso, con ellos, a su ritmo.

    Y claro, todo esto no se puede producir en una charla de un día, es un camino.

    ¡Muchas gracias por haber dejado tu pregunta!
  1. #8 ¡Hola!

    Efectivamente según los datos ofrecidos tanto a nivel internacional por la OMS como los obtenidos a nivel nacional por el Gobierno, nos encontramos ante un repunte significativo de las enfermedades de transmisión sexual.

    En el informe presentado por el Ministerio de Sanidad de hecho se puede observar que entre el 95 y el 2001 hubo un descenso de contagios por ejemplo de gonorrea, pero que desde esa fecha la tasa va en aumento.

    Puedes ver el informe en cuestión aquí: www.mscbs.gob.es/ciudadanos/enfLesiones/enfTransmisibles/sida/vigilanc

    Sin embargo también hay datos que indican que un porcentaje alto de adolescentes españolas usan el preservativo, por encima de la tasa obtenida en otros países. Pero claro, sexo no tienen solo los adolescentes... hay mucho adulto que se resiste a usar un condón. Puedes ver la noticia aquí: www.rtve.es/noticias/20180919/40-chicas-30-chicos-europeos-no-usan-pre

    ¡Gracias por dejar tu pregunta!
  1. #7 ¡Hola! :-)

    La paternidad puede ser una época complicadita, sí, pero no es misión imposible (lo juro).

    Lo primero es tener claro que es una prioridad, que necesitamos estar bien tanto a nivel individual como de pareja, y que esto pasa, necesariamente, por dedicarnos tiempo. Si lo vamos relegando, si nos vamos relegando, al final la relación se resiente. Y sí, sé que tiempo no es precisamente lo que tenemos los padres, pero... En realidad el modo supervivencia de padres no requiere de tanto tiempo (lo tengo medido y comprobado con las parejas que vienen a consulta y a mis talleres): unos 20 minutos al día (más si es posible, claro), siempre un beso cuando salimos y llegamos a casa, contarnos el día (para tener temas de conversación que no sean solo los niños o las tareas de casa, que son poco erótico-festivos), hacer planes juntos (para ahora, para esa escapada de una tarde o para cuando podáis iros un finde entero solos -maravilla, lágrimas en los ojos-, son algunas cosas que ayudan a dar vidilla, a mantenernos en forma.

    Pero además necesitamos un ratito a la semana más largo en el que ser novios, no papá y mamá. Una cita, vamos. Dos horitas como mínimo. Ésta, además de ser un rato estupendo en sí mismo, nos despeja del día a día y nos da material para hablar de cosas guays entre semana.

    Es verdad que en lo puramente logístico se nos pone la cosa un poco más difícil, pero es importante encontrar este momento, estos momentos. Abuelos, amigos, una persona de confianza... hay opciones. Y si no, cuando de verdad no haya más opción, hacer algo especial cuando los peques se duerman. La cuestión es que los dos vayáis de la mano buscando esos huecos, creándolos.

    Cuando somos padres necesitamos echarle creatividad e imaginación a cascoporro. Por ejemplo, si las noches aún os dan reparo (dejarles una noche entera con alguien, digo), podéis dejar a los peques con los abuelos a media mañana y volver a media tarde (son unas buenas horas ricas las que sacáis de aquí).

    Reíros juntos, ponéos pillines cuando nadie os vea, aunque sean tres segundos, y recordad que dos horas de sexo son estupendas, pero no siempre hay tiempo para eso, así que vivan los polvetes rápidos, que dan mucha vidilla.

    ¡Ánimo!
  1. #4 ¡Hola! Este es uno de los motivos de consulta más frecuentes.

    Se puede, con esfuerzo por ambas partes, claro. Un desacuerdo de este tipo produce fricciones (y no de las buenas, de las que dan gustito) que, si no manejamos bien, puede acabar rompiendo la relación como se rompe una tortilla hecha malamente (tratrá).

    En las relaciones de pareja debemos llegar a acuerdos, ceder en ciertas cosas y plantarnos en aquellas que sean claramente líneas rojas, pero siempre negociar. Esto no va de ganar una guerra y que el domingo en casa de tu cuñado la tortilla sea con cebolla a costa de tu relación. Esto es más una win win situation: "Qué bonico que hoy has hecho la tortilla sin cebolla, XXX (introducir aquí el nombre de tu churri), si quieres esta noche eliges tú lo que vemos en la tele". La siguiente vez seguramente será con cebolla, pero dará igual en realidad, porque lo dos estáis estupendos de la vida. Y ya está.
  1. #3 Evidentemente con cebolla, que es como se hace la tortilla DE VERDAD. Respeto otras opciones, pero muy poco.
  1. #2 El humor y el amor (por uno mismo, en este caso) son dos cosas maravillosas en las que invertir el tiempo. Ole.
  1. #1 ¡Hola!

    No es cuestión de creer o no creer, es cuestión de decidir, de optar por una opción de relación u otra, por unas reglas u otras. Como terapeuta te diré que he visto de todo, desde parejas que llevan toda la vida juntos y jamás han tenido una aventura, y parejas que han sido infieles una y mil veces. También hay parejas abiertas que tienen relaciones (sexuales y emocionales) con otros como parte de su acuerdo de relación (solo que en este caso no consideran infidelidad de la misma manera, porque tienen sus reglas, su acuerdo particular).

    Hay infidelidades que se producen en el marco de una relación que no va bien, pero también se dan, en contra de lo que muchos creen, en relaciones que funcionan. Lo típico de "Es que claro, uno va a buscar fuera porque no estábamos bien" o "si hay infidelidad es porque algo falla", no necesariamente se da en todas las ocasiones. Es decir, la infidelidad no es el resultado de una mala relación, al menos no necesariamente (para muchos es más bien la excusa a la que muchos se aferran para justificar sus acciones y externalizar un poco la responsabilidad y con ella la culpa).

    He visto parejas que aseguran estar enamoradas, que son felices, que quieren seguir juntas... pero uno de los dos ha sido infiel. Los motivos, como decía, pueden ser muchos, además de una mala relación de pareja: puede que estemos buscando algo nuevo porque eso que pensábamos que queríamos no es lo que queremos, pero también puede que a quien estemos buscando sea a nosotros mismos.

    También tenemos que tener en cuenta que las relaciones en el día a día están cargadas de responsabilidades, de “tienes que”, del bucle de obligaciones... y una aventura está libre de todo eso, por lo que resulta quizá apetecible. Por otro lado, también tenemos que tener en cuenta que en una aventura somos más osados, jugamos más, experimentamos, salimos un poco de la zona de confort... y eso gusta.

    La conclusión es que es un tema complejo (mucho) pero que, por resumir brutalmente, como te decía, hay parejas que sí, llevan 20 años juntos sin haber sido infieles porque así lo han decidido, porque trabajan en su relación, porque han logrado no olvidar esa parte lúdica, porque además de las tareas cotidianas y los marrones del día a día siguen siendo aventureros, pero no con otros, sino entre ellos.

menéame