A la caza del Galo

Estamos en el año 2020 d.C. Todo Meneame está ocupado por los Barbaros y los Romanos... ¿Todo? ¡No! Porque un pequeño grupo de irreductibles Galos todavía resiste a los invasores.

 

El secreto de los Galos reside en una poción mágica cuya fórmula exacta solo conocen sus druidas. Tanto los Barbaros y los Romanos han intentado hacerse con la poción pero desconocen la existencia de algunos elementos fundamentales tales como la paciencia, la empatía o, sobretodo, el respeto a las opiniones diferentes a las suyas.

 

Los ataques de los Barbaros -toscos y burdos- son fáciles de localizar y apenas necesitan unos sorbos de pócima para que se desordenen y sean repelidos sin problemas. Difícilmente conquisten Meneame.

 

Más complicados, más sibilinos y hasta cierto punto cobardes, son los ataques de los Romanos. Bajo un manto de inocencia y bondad es vendida su sociedad ideal regida por la lex romana.

La sociedad Romana es y será como así lo designe la palabra del Cesar (aun retumban las palabras del Cesar ante la vista alegre de sus fieles: “El imperio Romano será conmigo o abandonare Roma a su suerte”).

Para ello se hace uso de la ley romana que se puede retorcer lo que haga falta y es imperativo hacerlo. Se puede aplicar la ley de una forma o de la contraria para el mismo caso dependiendo de los intereses de Roma. De ahí procede el famoso lema Romano “Es nuestra ley y nos la follamos la interpretamos como queremos”.

 

Y pobre del Romano que dude! Ni haber sido un Romano de confianza del Cesar le salvara. Será sacrificado y expuesto a escarnio público sin rubor alguno. Mas de un exRomano ha encontrado acomodo y libertad en la aldea Gala.

 

Pero no os engañéis. Los Galos no son invulnerables ni mucho menos porque los ingredientes de la pócima mágica no son infinitos.

 En los últimos tiempos los ataques son más constantes, los efectivos más numerosos y las tácticas más agresivas y organizadas por parte de los Romanos mientras los Barbaros se baten en retirada, casi derrotados, buscando otros territorios más fáciles de invadir y dominar.

A mi me toca retirarme al quedarme sin pócima en la marmita tras otro nuevo ataque Romano. Tranquilamente, desde una atalaya observare mientras, quien sabe si sucederá, mi marmita se vuelve a llenar.

Seguro que no se me echara de menos, solo soy un Galo anónimo. Cuando seamos muchos Galos anónimos los que faltemos ya será tarde.

 

Hermanos Galos,

Que Tutatis os proteja de los Barbaros pero más aun de los Romanos.

Viva la Galia!