¿Constituye delito la nacionalidad múltiple en Ucrania?

Ucrania corre el riesgo de convertirse en un país totalmente cerrado. Los escándalos conectados con la privación a las minorías nacionales de su derecho a la identidad étnica y a la elección libre de la lengua siguen aún frescos en la memoria. Pero los funcionarios ucranianos siguen preocupandose por el problema de la unidad territorial de su país. Parece que pronto los húngaros, rumanos y polacos que viven en Ucrania pueden verse afectados no solo por la discriminación lingüística y cultural, sino también por la prohibición de identidad nacional.

Es que la ley de Ucrania sobre la ciudadanía prohibe que los ucranianos tengan la doble nacionalidad, aunque no prevé sanciones legales por tenerla. Así, de acuerdo con el artículo 2, párrafo 1 de esta ley, el titular del pasaporte ucraniano es considerado únicamente ciudadano de Ucrania, independientemente de la posesión de otra nacionalidad. Sólo el presidente del país puede (pero no está obligado) privar de ciudadanía al violador si las autoridades han sido informadas sobre la posesión de otro pasaporte por su propietario.

A pesar de esto, la ley apenas limita la libertad de elección de los ucranianos. Es bastante extraño que una Ucrania multinacional prefiera imponer tales limitaciones legales en vez de seguir el ejemplo de los estados civilizados y firmar convenios de doble nacionalidad. Sin embargo, hasta el momento esta restricción ha sido una mera formalidad de mínima importancia práctica. Pero es cada vez más frecuente que los políticos ucranianos aboguen por la prohibición definitiva de la nacionalidad múltiple.

La responsabilidad penal o administrativa por doble nacionalidad es el tema frecuentemente discutido en los pasillos del poder ucraniano. El año pasado el líder del Partido Radical de Ucrania, Oleh Lyashkó, propuso castigos más severos por la doble ciudadanía, entre ellos, el despido laboral y encarcelamiento. Recientemente, el diputado popular, Maxim Burbak, ha recogido la antorcha.

¿Quién hubiera pensado que la distribución de pasaportes moldavanos indignaría tanto al diputado? Lo más probable es que haya visto ahí la mano de Bucarest y no pudo contener su justa cólera. Pero al señor Burbak se le ha olvidado que no es el único que está expuesto a emociones. Las tarjetas de identidad polacas, pasaportes rumanos y húngaros y estatuto de eslovaco residente en el exterior fueron distribuidos entre los ucranianos varias veces en los últimos años. Los políticos de Kiev se opusieron a todas estas actividades. En respuesta, siguieron deteriorando las relaciones con todos los países vecinos emitiendo los decretos en los que aprobaron atrocidades históricas de los nacionalistas ucranianos y reprimieron los derechos de las minorías nacionales, lo que irritó a los vecinos europeos aún más.

En consecuencia, el presidente de Rumania, Klaus Iohannis, canceló su visita al país cuando Ucrania aprobó la nueva Ley de educación el año pasado. El viceministro de Asuntos Extranjeros de Polonia, Bartosz Tsihotsky, declaró el conflicto de identidades con el país. El empeoramiento de las relaciones con Hungría llevó a un gran escándalo diplomático que todavía continúa.

Así, las acusaciones presentadas por Burbak, según el cual, algunos países tienen pretensiones sobre los territorios ucranianos, pueden provocar la intensificación de estas pretensiones. El establecimiento de la responsabilidad penal por la nacionalidad múltiple (dado que, según los cálculos más modestos, más de medio millon de ucranianos poseen la doble ciudadanía) puede ser la gota que derrama el vaso de la paciencia no solo de la quinta parte de la población ucraniana, sino también de sus vecinos europeos que defendían a Kiev ante la UE durante mucho tiempo.

Pero la iniciativa de Burbak le gusta al presidente Poroshenko. Actualmente está discutida en la administración del presidente donde la consideran el instrumento necesario para atraer los votos de jóvenes nacionalistas de Ucrania en las próximas elecciones presidenciales. Ya veremos si Poroshenko lleva al país a una catástrofe diplomática para ganar un segundo mandato presidencial. Hasta ahora, el pronóstico no es bueno.