Conversación contra un argumento Islamófobo

Transcribo mensajes con mi tío ukipero islamófobo. En su última visita me relató el horror que sintió al leer el Corán y como le parece lógico y natural que el Islam sea la mayor amenaza para el mundo libre y la guerra civil por las libertades inevitable. Me pareció interesante el ejercicio de poner por escrito mis ideas al respecto, que se me da mejor que la retórica. Por si alguien tiene algún argumento en contra interesante.

R- Si vendo lo suficiente este verano estoy pensando en volver otra semana. Quizás la última en agosto. Con esto tiene tiempo suficiente para encontrar versos en el Nuevo Testamento en los que Jesucristo defienda la violencia. Está en tu tejado.

J- Esto es fácil y suficiente:

Mateo 5:17 No penséis que he venido para abolir la ley y los profetas; No he venido a abrogarlas sino a cumplirlas. Porque de cierto os digo, que ni una letra, ni una tilde de una letra, pasará de la ley hasta que todo se haya cumplido.

Pero si crees que uno puede dividir pelos (Split hairs: ponerse quisquilloso), aquí tienes uno explícito:

Lucas 19:27 Pero a aquellos enemigos míos que no querían que yo fuera rey sobre ellos, tráiganlos acá y mátenlos delante de mí.

Además de proponer la servidumbre total a los poderes públicos siempre que no interfieran con el culto a Dios, el sometimiento de la mujer al hombre y, lo más importante, tortura eterna y delito de pensamiento. No tiene sentido citar estos. Es fácil buscarlos.

Pero, dado que creo que mi punto de vista no fue lo suficientemente claro, debo enfatizar que nada de esto importa. El judaísmo sí se basa en la Torá, mucho más explícitamente violenta que el Nuevo Testamento, y sería ridículo por mi parte decir que el judaísmo realmente existente es ni una pizca más violento que el cristianismo. De hecho, dudo que alguna vez haya sido así durante los últimos dos mil años (¿Quizás desde los Macabeos?).

Teniendo en cuenta lo progresistas que han sido las sociedades islámicas en el pasado reciente, como en el Afganistán pretalibán, Irán, el Egipto de Nasser o el Líbano; y cómo retrocedieron, creo que la conclusión lógica a la que se llega es que el texto religioso real no importa mucho. Debo decir que Indonesia, Kazajstán, Turquía a día de hoy o Kosovo, entre otros, son mayoritariamente musulmanes y laicos; no siendo más incivilizados que muchos países cristianos.

Las escrituras budistas son clara e inequívocamente pacifistas y no violentas, y eso no ha impedido que las sociedades budistas sean tan violentas como cualquier otra.

El contenido real de cualquier escrito sagrado es irrelevante.

He aquí un ejemplo: un aspecto innegablemente repugnante del Nuevo Testamento que he mencionado, el castigo eterno, ya no es parte del dogma católico incluso si está claramente escrito. Bien por los católicos, ¿no? Los luteranos aún no han llegado.

Aquí hay otro ejemplo: ¿No te preguntas cuándo se convirtió en aceptable que los cristianos fueran banqueros? Sí, los viejos padres católicos de la Iglesia reinterpretaron las Escrituras de acuerdo con las necesidades de la sociedad, es decir, la necesidad de capital de la nobleza una vez los judíos empezaban a ser condenados al ostracismo y algunos florentinos comenzaban a ser prestamistas. Si estás interesado, puedes buscar las diversas herramientas teológicas que justifican el préstamo, como el Periculum Sortis o la Ratio Incertitudinis. ¿Y adivina cuál fue la razón por la que se les ocurrió lo de El Purgatorio?

Las interpretaciones de la religión dependen de la dirección general de la sociedad. Realidades inestables desgarradas por la guerra, la pobreza y la desigualdad generan radicalismo. Recuerda los innumerables levantamientos religiosos radicales campesinos en la Europa medieval.

Por lo tanto no, considero que los textos religiosos no tienen poderes mágicos. No configuran realidades. Sólo existe el poder político que utiliza y moldea el sentimiento y la tradición religiosa para su beneficio.

Atención: como veréis no entro en si el Islam realmente existente es una amenaza política o no, sino a la lectura de que el peligro sea esencial e inevitable.