La guerra va para largo...

Pese al intenso optimismo con el que analistas y también nuestros propagandistas favoritos han recibido los avances del ejército ucraniano en los últimos días, no hay que dejarse llevar por la euforia (o el desánimo) y conviene repasar las claves militares y políticas para evaluar bien la situación.

Rusia se ha topado con una derrota táctica fruto de una estrategia deficiente. Con la toma de Severodonetsk se empeñaron en mantener una guerra con pocos medios para no dañar su economía pensando que mientras pagase Europa y siguiesen avanzando todo iba sobre ruedas.

La escasez de avances durante el verano ya hacía ver que algo fallaba en la estrategia. Y es que contra un ejército motivado, numeroso y razonablemente bien pertrechado (en algunos aspectos mejor que el ruso) es imposible mantener una estrategia ganadora a bajo coste porque tarde o temprano tu rival reacciona.

Putin hoy en día no está presionado para firmar la paz, sino para evitar una escalada que resienta su economía, pero ya no le queda mucho más margen de maniobra. Las recientes tensiones en países ex soviéticos (pocas dudas de quién está detrás de ellas), junto con la negativa ucraniana a sentarse a negociar una paz ventajosa para Rusia (Ucrania exige Crimea, y eso sólo va a pasar si Rusia se descompone del todo), hacen que al kremlin sólo le quede la carta de subir las apuestas y escalar en el conflicto.

Después de todo, ni Rusia ha sufrido una derrota aplastante (han perdido territorio mal guarnecido, algo de equipo y muy pocos soldados) ni ha perdido las ventajas en artillería y aviación que han marcado ésta guerra. Y la reflexión es sencilla, con más soldados sobre el terreno, pese al incremento de los problemas logísticos, Rusia podría estar ahora atenazado Kiev y Jarkov, o por lo menos podría haber hecho frente al enemigo en Jarkov de manera tan competente como lo está haciendo en Jerson.

Así que mi reflexión es la siguiente; habrá una movilización a gran escala por parte de Rusia porque la sociedad rusa está más dispuesta a aceptar las consecuencias de una guerra total que a permitir un descalabro geopolítico como el que se empieza a atisbar en caso de seguir con la actual estrategia.

Y eso hará la guerra más larga, más sangrienta y más dura, pero el resultado final probablemente será también más definitivo como el final de un estado ucraniano viable.