Isla Fantasía, con perspectiva

Ayer estaba viendo en Kodi el capítulo piloto de Isla Fantasía. Que recuerde esta serie ya dice algo de mí, supongo. El caso que esa serie que algunos recordaremos desde la nostalgia (Es del 77), vista desde los ojos de hoy me ha parecido “sorprendente” en algunas cosas.

Dejemos a un lado a Tatoo, nuestro mini Felipe González.

Los primeros tres invitados son un hombre que quiere revivir un amor de cuando la Segunda Guerra Mundial, una mujer que quiere saber que harán sus conocidos cuando ella muera y un cazador que tiene la fantasía de que le cacen.

Bueno, al primer invitado le reconstruyen el lugar donde se enamoró, y le ponen una chica, que es clavadita a aquel amor. Ella le da lo que él quiere (que para eso le pagan) … pero resulta que él en realidad asesinó a aquella mujer por celos estrangulándola, y lo vuelve a hacer con esta. No pasa nada, al día siguiente él confiesa su crimen al personaje de Ricardo Montalbán, pero le dice que ya lo sabía y que en realidad no la asesinó y que se ha ido en un avión. Ni idea de como sobrevive al estrangulamiento mientras pide socorro a un Ricardo Montalbán que no aparece, así que simplemente nos hemos de creer que tenía el cuello a prueba de estrangulamientos y que se hizo la muerta. Ponga una mujer en su vida, y estrangúlela para desahogarse. No se preocupe que aunque parezca muerta le diremos que se ha ido a una granja, como cuando se muere un perrito.

Luego la mujer que quiere ver la reacción de sus allegados al morir, así que montan su funeral y se disfraza de mujer del servicio para escucharles. Resulta que su hermana tenía una relación con su marido, y cuando se descubre intenta asesinarla. Por lo visto tropieza al intentar empujarla por un barranco, y se muere la hermana en lugar de ella. Claro, eso está bien, y eso que perfectamente podía haber muerto ella, aunque supongo que ya estaba calculado que se muriera la hermana.. Al marido le viene a decir que no le va a denunciar, pero que en adelante será su esclavo, viviendo sólo para satisfacer sus necesidades. Y todos felices. Puede que sea el "más normal" de los casos, ya que en muchas pelis el malo muere accidentalmente.

Queda el cazador que quiere ser cazado. Antes de la cacería le ponen una chica -de compañía- para pasar la noche, para que disfrute. A la mañana siguiente está esposado a la chica, así que no correrá peligro sólo su vida. Y hay tres cazadores que le cazarán en un juego de 3 etapas. Un cazador por etapa, y los tres tienen motivos personales así que se esfuerzan mucho en matarle. De hecho uno le hiere disparándole desde un helicóptero con un fusil automático. Pero el logra vivir hasta el final de la cacería, y entonces Ricardo Montalban (bueno, su personaje, el Sr. Roar) le dice que ya sabía que él era buena persona y que en realidad los cazadores eran los auténticos culpables de sus desgracias. Pero … ¿Y si le hubieran matado a él, o a la chica? porque las balas eran de verdad, no de fogueo. No pasa nada por darles armas a tres tipos que van a intentar liquidarte.

Osea, que lo que veíamos entonces normal y recordamos con nostalgia, era un psicópata poniendo en riesgo vidas, con una especie de complejo de Dios.

Personalmente siempre he creído que a veces se exagera demasiado. Creo que muchos cantábamos La Mataré de Loquillo, o Como Pudiste Hacerme Eso a Mi de Alaska (por poner una de cada lado) y no por eso después hemos sido asesinos de género, sino que eran canciones sobre las pasiones. Aún así veo capítulos como este, de una serie que veíamos de niños y pienso si realmente hemos crecido pensando que era normal cosas como que le pusieran una mujer al cazador, que pudiera estrangular a la mujer, que muriera la hermana, etc. Y luego pensáramos “que guay, a ver que pasa la semana que viene”. Al final a lo mejor si nos acostumbramos a ver ciertas cosas como normales.

Sé que eso de ver cosas del pasado con la mirada de hoy está mal pero creo que ese estrangulamiento , por ejemplo, no debería de haber sido normal entonces., y éramos muy cándidos pensando en creer que si nos decían que se había ido en el avión, sin más, debía de ser cierto.