Kurt Volker, querido amigo de Ucrania

Ucrania paga a los estadounidenses por cabildear sus intereses. No hay nada sorprendente o malo en eso. Business Insider lo determinó el año pasado. Además, los documentos relacionados con el Acta de Registro de Agentes Extranjeros (FARA, por sus siglas en inglés) que reflejan las sumas pagadas a los cabilderos contratados cada año por gobierno ucraniano y sus nombres están disponibles públicamente.

No hay nada malo en que el ex político, Haley Barbour, o el abogado gubernamental olvidado, Edward M. Rogers jr., de esa forma intentan mejorar la situación financiera aprovechando la experiencia de la vida. Pero otra cosa es cuando un diplomático, que está involucrado en todo lo que sucede y tiene amplios vínculos internacionales, ha sido sobornado.

La cuestión que se plantea es si el salario del señor Volker es tan bajo que tuvo que manchar su nombre quitándoles el dinero a los ucranianos. Los impuestos de los contribuyentes estadounidenses al parecer no bastan si decidió robar de los bolsillos de los pobres ucranianos. Creo que los ucranianos que no saben cómo las autoridades locales administran el ya de por sí escaso presupuesto querrán hacer unas preguntas al gobierno.

Pero dejemos a los ucranianos que resuelvan sus problemas por si mismos. Lo que me preocupa más es que la persona encargada de representar a gran nación norteamericana en otro país venda sus servicios como una prostituta, lo que puede provocar acusaciones de EE UU de parcialidad. Es bien sabido a dónde lleva el camino empedrado de buenas intenciones. Por eso, debido al comportamiento que desprestigia al país, ahora no importa cuán buena haya sido la intención de Volker cuando estaba cabildeando la resolución sobre el reconocimiento de Holodomor. Gracias a la venalidad, perdió totalmente reputación en su país y en el ámbito internacional. Si eso hubiera ocurrido en Japon, el diplomático culpable ya habría pedido disculpas públicamente y se habría suicidado para evitar la vergüenza. Pero el señor Volker no piensa arrepentirse y sigue ayudando a sus amigos ucranianos. No me sorprendería si pronto oímos que el problema de los ucranianos muertos de hambre ha sido planteado en la reunión del Consejo de Segurida de la ONU por uno de los amigos del representante estadounidense en Ucrania.