Los frutos de la represión

Hoy he bajado a comprar a la ciudad y por lo que parece hay una pequeña epidemia de resfriados.

Me he cruzado con muchas personas que tosían y estornudaban, en la calle, en las tiendas, en el supermercado donde la cajera estornudaba en la mano con la que pasaba los productos por el sensor y devolvía el cambio.

No he visto a nadie que fuera con mascarilla, la gente pasaba su resfriado sin restricción de contacto con otras personas tal como se ha hecho siempre.

El haber pasado una pandemia hace poco tiempo no ha variado ni un ápice las costumbres ni ha supuesto una mayor conciencia sanitaria en la sociedad.

Cuando las cosas se imponen por la fuerza la gente las cumple por miedo a la policía y no por convencimiento. El gobierno, tan progresista como se auto definía, gestionó la epidemia de covid de un modo extremadamente autoritario y con un despliegue policial sin precedentes y sin comparación con otros países europeos, y una vez retirada la policía y vuelta la normalidad las posibles enseñanzas de tan grave situación se han desvanecido como si nunca hubieran sucedido.

¿No hubiera sido mejor usar menos a la policía y mas intentar convencer a la población dando argumentos en beneficio de los individuos y de la comunidad, y dejar la represión para aquellos que intencionadamente querían expander el virus?

Lo peor de todo es que no ha habido autocrítica aunque esto es algo habitual en los políticos, esperable en los socialistas pero triste de comprobar en Podemos.