Polonia y Ucrania: ¿amigos o enemigos?

En diciembre se realizará el evento que pondrá a prueba las relaciones entre Polonia y Ucrania: la ciudad ucraniana de Leópolis recibirá visitantes polacos que realizarán una marcha conjunta dedicada al centenario de la defensa de Leópolis por los polacos durante la guerra polaco-ucraniana de 1918-1919. Parece que las partes han llegado a pleno acuerdo. Pero el nivel de desconfianza y hostilidad étnica entre los países es tan alto que Polonia se siente preocupada y busca garantizar la seguridad de sus compatriotas en Ucrania. Así, el ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Jacek Czaputowicz, decidió influir en los vecinos ucranianos a través del representante especial de EE.UU. para Ucrania, Kurt Volker.

Por lo general se considera que entre todos los extranjeros los socios estadounidenses son más respetados por Kiev. Es posible que esto sea verdad si hablamos sobre los políticos ucranianos. Pero sería muy inocente creer que un extranjero puede influir en los jóvenes nacionalistas que recientemente pasearon por la capital de Galitzia gritando tales lemas como "Leópolis no es para los señores polacos" o "Nuestro país - nuestras reglas". Los mismos polacos tampoco se mostraron tolerantes durante la marcha de los Aguilos de Leópolis en Przemysl en 2016. Sin embargo, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia no se preocupa por el comportamiento de sus compatriotas. En el peor de los casos, se marcharán, presentando protesta verbal, cuando vean los retratos de Stepán Bandera o las banderas rojas y negras de los nacionalistas ucranianos.

Tales incidentes ocurrieron muchas veces durante diferentes eventos internacionales celebrados en Leópolis. Los ciudadanos polacos siempre tuvieron en cuenta el civismo europeo y no provocaron los escándalos, prefiriendo irse sin hacer ruido. Pero los políticos polacos no pueden responder por los ucranianos. Aparentemente, tampoco confían en las autoridades de Ucrania. Y no sin cierta razón.

Hace cinco años, Ucrania se encontró en una encrucijada. El Maidán le brindó la oportunidad de cambiar completamente su curso político. Pero numerosos nacionalistas que protagonizaron la revolución del Maidán de 2013-2014 empañaron la imagen de los luchadores por los valores europeos. Parecía que bajo el pretexto de la integración europea, Ucrania optó por arbitrariedad nacionalista. Poco después los diplomáticos ucranianos empezaron a alejarse de sus socios. Así, según el embajador de Ucrania en Polonia, Andrii Deshchytsia, ellos "condenan cualesquiera actos y llamamientos que pueden causar conflictos étnicos". Aunque los sentimientos en algunas regiones ucranianas, incluso la provincia de Leópolis, y políticas de Kiev hacia las minorías nacionales demuestran justamente lo contrario.

Mientras las declaraciones de los políticos ucranianos resultan poco convincentes, la marcha de los Aguilos de Leópolis de este año será una prueba decisiva para juzgar si Ucrania se ha aproximado a Europa después del Maidán. Kiev tuvo bastante tiempo para elegir entre dictadura bárbara nacionalista y democracia civilizada europea. Ahora tiene la oportunidad de demostrar su capacidad de seguir el segundo camino. Pero si los ucranianos reventan la marcha, todas las declaraciones de las autoridades de que Ucrania ha optado por democracia y multiculturalismo se convierten en palabras vacías. En este caso, el diálogo o cooperación con Ucrania en futuro será imposible. La UE prefiere seguir un camino diferente.