Por qué el estado tiene el monopolio de la violencia

Del artículo de la Wikipedia sobre el monopolio de la violencia: “El monopolio de la violencia fue expuesta por el sociólogo Max Weber en su obra ‘La política como vocación’,​ influyendo en la filosofía del derecho y filosofía política en el siglo XX. En resumen, es el Estado el que tiene el ejercicio de la autoridad sobre la violencia en un determinado territorio. Es importante destacar que dicho monopolio debe producirse a través de un proceso de legitimación, en este caso el de la justicia y la ley.

Según Weber, el Estado es la fuente de la legitimidad del uso de la violencia. La policía y los militares son sus principales instrumentos, pero esto no significa que sólo la fuerza pública puede ser usada: La fuerza privada (como en la seguridad privada) se puede utilizar también, siempre y cuando sea autorizada por el Estado. Es decir, la aplicación concreta de la violencia se delega o se permite por el Estado.

La ley también podría permitir a las personas a utilizar la violencia en defensa de uno mismo o de los bienes, pero en este caso, como en el ejemplo de la seguridad privada anteriormente, la capacidad de usar la fuerza ha sido otorgada por el Estado, y sólo por el Estado.”

En otras palabras, el estado existe para que sea el único ente en poder aplicar la violencia. Su objetivo será garantizar la convivencia, el estado de derecho y el bienestar. Y esto sucede tanto en los países más pobres hasta en los más desarrollados que viven en democracia.

Aunque solo sera válido en los estados de derecho, no en los estados totalitarios, tanto de ayer como los de hoy. En España creo que hemos avanzado mucho, y que demasiada gente ha derramado sangre, sudor y lágrimas para poder vivir en una sociedad como la de ahora, donde podemos convivir y expresar nuestras ideas, dentro de la libertad de expresión y sus respectivas leyes.

Por supuesto que todo aquel policía que se extralimite de sus funciones deberá ser denunciado y dar la cara ante la justicia, como cualquier ciudadano más. Y si no es así algo estaremos haciendo mal.

No hay nadie en la cárcel en este país por sus ideas, los que están presos es porque un tribunal ha sentenciado que los acusados no han cumplido las leyes. Esos presos, por otro lado, tienen todo el derecho de defenderse, e incluso ir a tribunales internacionales si creen que se han corrompido sus derechos humanos.

Lo que antes parecía imposible, como la defensa de los animales o la defensa de la naturaleza, hoy en día tienen representación y se les escucha. Cualquiera que crea que se pueda legitimar la violencia por parte de alguien que no sea el estado, hoy en día tiene la posibilidad de compartirlo y exponerlo como mejor pueda argumentar.

Otra opción sería eliminar los ministerios de defensa y las fuerzas de seguridad en todo el mundo para asegurar la convivencia y de paso ahorrarnos un pastizal, pero no creo que al día de hoy sea viable o recomendable.

Por otro lado hay quien piensa que no estamos en un estado de derecho en plena validez, que todavía falta más separación entre el poder judicial, el legislativo y el ejecutivo. Y no les falta razón, hay mucho que mejorar.

Por eso hay que seguir luchando por la igualdad, la libertad y la solidaridad, y menos por los nacionalismos que solo quieren privilegios, y que poco piensan en el bien común. De todas formas si las cosas se tuercen el pueblo a lo largo de la historia se ha levantado ante los regímenes totalitarios, y lo seguirá haciendo.

Ojalá se estuviera hablando más de lo que nos queda por mejorar y menos hablar de los nacionalismos y de Franco, pero parece que a muchos no le interesa. Empezando tristemente por los partidos de la supuesta izquierda.

Hay mucho que mejorar, por supuesto, estos 40 años han sido para España su mayor periodo de paz, prosperidad y ejemplaridad en muchas cosas, incluso para el mundo (donaciones de órganos, mayor esperanza de vida, mejor salud, mejor lugar para vivir, etc.) y no podemos dejar de estar orgullosos y de seguir mirando hacia delante.

Hay que trabajar, por ejemplo, para que los políticos no metan las zarpas en la justicia, como ya lo hicieron en las cajas de ahorro y en las televisiones públicas. Los jueces también deben ser independientes y ser democráticos a la hora de escogerlos entre ellos. O también luchar por tener listas abiertas en las elecciones, para poder escoger a otros que no sean los mismos que últimamente nos llevan a repetir elecciones tras elecciones con un gasto medio de 150 millones de euros. Sin olvidar nuestra bochornosa precariedad laboral siendo España la cuarta economía de Europa.

En definitiva los responsables de un estado de derecho y de bienestar no se pueden dormir en los laureles. Tienen que seguir cumpliendo con sus deberes y adaptarse a las necesidades de sus ciudadanos, desde la honestidad y lejos de la corrupción.

El camino será fortalecer y enriquecer la democracia, y que las leyes sean lo más parecidas a lo que necesitan sus ciudadanos. La constitución española sigue siendo un buen ejemplo de ello, la ley de la que emanan todas las demás y que habrá que seguir evaluándola y luchar para que se cumpla, y que se mejore en todo lo que haga falta, según lo que decidan los ciudadanos.