El sesgo patriarcal de la pausa del café

Manuel Piñar, del Juzgado de lo Penal 1 de Granada, se dispone a escribir en su despacho la sentencia del caso de Juana Rivas, la mujer que se ocultó con sus hijos durante un mes incumpliendo las resoluciones judiciales que le ordenaban entregárselos a su padre, Francesco Arcuri. Cierra la puerta, pide que no le molesten, y se sienta frente al ordenador.

En su entorno cada vez se oye más a menudo el término justicia patriarcal. Anoche lo estuvo buscando por internet en su casa, llevado por la curiosidad, y encontró que el blog Especialista en Igualdad explica este término indicando que las personas encargadas de impartir justicia, como él, están educadas en el machismo, y por tanto:

  1. esperan ciertos comportamientos diferentes por parte de hombres y mujeres, de manera que sancionan específicamente a aquellas personas que se salgan de ese molde, y excusan a quienes permanecen en él.
  2. en los casos en los que aplican la ley de forma igualitaria y objetiva, cometen de todas formas una injusticia porque no tienen en cuenta que la situación actual de las mujeres es diferente de la de los hombres, como grupo social.

Manuel ya ha tomado una decisión sobre la sentencia: va a condenar a Juana a cinco años de cárcel por dos delitos de sustracción de menores. Esta vez no le llevará 300 días escribirla, sino que lo hará hoy mismo. Suspira pensando en las reacciones que va a suscitar horas después. Organizaciones, activistas feministas y políticos (especialmente de izquierda) opinarán que su sentencia es un claro ejemplo de justicia patriarcal.

  • Alberto Garzón, coordinador federal de Izquierda Unida, dirá que España tiene una justicia patriarcal profundamente injusta.
  • Gabriel Rufián, diputado en el Congreso por Esquerra Republicana, comparará a abogados, jueces y magistrados con abusadores sexuales, diciendo algo así como que la manada lleva toga.
  • Ione Belarra, portavoz adjunta de Podemos en el Congreso, apuntará que es otro ejemplo más de que la justicia en nuestro país tiene un sesgo patriarcal.

Manuel es consciente de que la idea de que la ideología de los jueces influye en gran medida en sus sentencias, más allá de lo que indiquen las leyes y los hechos, es un concepto que le resulta tremendamente insultante. Y sin embargo, ¿será cierto?

Posponiendo unos minutos el comienzo del trabajo, teclea una nueva búsqueda en el navegador. Encuentra un estudio editado por el Premio Nobel Daniel Kahneman que muestra que las sentencias absolutorias por parte de jueces experimentados bajan aproximadamente del 65% a primera hora al 0% antes de la parada para el café, para subir de nuevo al 65% después de la pausa. Manuel menea la cabeza: la Justicia, una de las pasiones de su vida, reducida a una mera cuestión de si cuando sentencias tienes hambre y estás cansado, o no.

Llevado por un arrebato, Manuel se busca a sí mismo tecleando su nombre. Encuentra antiguas noticias acusándole de estar contra la ley del maltrato, recordándole aquella vez que escribió que había un "excesivo celo ideológico de proteger a la mujer" y comparándo la situación con lo que "practicaban con asiduidad los fiscales que estaban al servicio de Hitler o Stalin, aunque ninguno de los dos se atrevió a plasmarlo en leyes".

Manuel se encoge de hombros. Él no es más que un ser humano. Nada puede hacer más allá trabajar lo mejor posible. En unos meses, quien se encargue de resolver la inevitable apelación en la Audiencia Provincial aplicará sus propios sesgos, y así hasta que se llegue a la última instancia o al indulto del gobierno. Haciendo un clic en el reproductor de música, las notas de Fortuna Imperatrix Mundi comienzan a bailar por el aire de su despacho. Se inclina sobre el teclado, resoluto.

…Juana Rivas orquesta una campaña valiéndose de medios de comunicación y organismos públicos, que le dan su incondicional apoyo, todo ello con la mal calculada creencia de que así obtendría ventajas a su favor…