OJO-SPOILERS!!! Los tres días del cóndor

“Puede que haya otra CIA dentro de la CIA.” “¿Tenemos planes para invadir el oriente medio?”

No está mal para una película de 1975, cuando para marcar un teléfono había que meter el dedo en los agujeros de aquella especie de ruleta y llevar el giro hasta el final en el sentido de las agujas del reloj, extraño.

Mención aparte requiere la versión arcaica de google maps elaborada con imágenes de la guía de calles. Sale hasta el listín telefónico y se mencionan las páginas amarillas, es muy posible que los espectadores más jóvenes no entienda gran cosa.

Está claro que la película es de otra época, casi medio siglo atrás, tal vez por ello resulta si cabe más preocupante que los temas que aborda sean rigurosa actualidad. Cuando no predicciones cumplidas. Se hace extraño encontrar a las desaparecidas torres gemelas en algunos planos y como localización de parte de la trama.

Las primeras tres cuartas partes de la historia son más o menos lo que uno se puede esperar de una buena película del género: intriga, espías, algo de romance. Es a partir del giro cuando la película colma con creces cualquier expectativa.

Queda documentado que las tesis en la línea del deep state no son de invención reciente y si el análisis que se plantea es la mitad de acertado que la mencionada cuestión de oriente medio sobran razones para la preocupación.

Pero aún nos va a deparar alguna alegría más, el diálogo final que incluye una mención a “no poder calentar los hogares” es difícil que no nos recuerde a algo en estos días.

Se pueden encontrar películas más fieles en cuanto al funcionamiento de los servicios de inteligencia y a las actividades que desarrollan pero será difícil encontrar algo más lúcido y revelador que el último cuarto de este guion.

El giro que da el pistoletazo de salida (nunca mejor dicho) a la magistral concatenación de secuencias ya es de por sí excelso. Por un breve instante casi se adentra en el terreno del humor, con esos dos hombres saliendo de la casa con algo de torpeza, que apenas 24 horas antes eran cazador y presa. ¿Cree vd. que el cóndor está en peligro de extinción?

Pero la narrativa que viene después no tiene nada de humor. El final, devolviéndole el 45 es más bien solemne: para ese día.

Lo cierto es que la escritura es buena desde el principio, y “la noche es joven”. Es hasta difícil poner un pero a personajes tan civilizados como el de Von Sydow, que incluso cuelga un guante perdido de la barandilla del ascensor. “Casi apacible”.

Mi impresión es que es una producción enfocada al gran público, sin embargo no se suele encontrar referenciada por más que diera absolutamente en el clavo y con varios lustros de adelanto. Me hace recordar la última frase, que no es del protagonista: -Lo publicarán. -¿Cómo lo sabe?

Si uno logra sobreponerse a la castiza pronunciación del apellido de turno (la música setentera mola), lo cierto es que funciona también perfectamente como mero producto de entretenimiento, pero la ficción puede ser mucho más que eso. A tenor de las reflexiones vertidas parece ser que el glamour de Hollywood halló los medios para hacerse con buena información, por lo menos en la recomendación de la novela en la que se basó.

“Welcome to New York” y debajo “free information here”, reza el enorme cartel bajo el que Higgins escucha (sorprendentemente) como es llamado a gritos desde la otra acera de una de esas enormes calles abarrotadas de gente, probablemente de Manhattan.

Pensemos que es una casualidad, que simplemente pasaba por ahí y que la CIA tiene mucho mejores fuentes que un turista con un mapa enorme en la mano al que le roban la cartera, pero yo prefiero ver esa pequeña broma sobre los servicios de información.

Supongo que no es una película nada cómoda para nadie, en un mundo ideal Dunnaway no coge ese autobús a Vermont, el protagonista no huye en realidad derrotado por la duda y Higgins no conserva su puesto. “Hecho en falta aquella claridad”.

El diálogo final es una delicia: -Va a convertirse en un hombre muy solo. Esto no tenía por qué acabar así. -Por supuesto que sí. No conozco la canción que está interpretando la banda en la escena final, aunque diría que ya la he oído antes y tengo muy claro lo que me evoca. No sé si el público americano en general recuerda esta película, pero apostaría a que Snowden sí.