Te vendo mi alma

Le acariciaba el pelo con delicadeza, notaba el calor de la sangre que salía de una parte de su cabeza. La apoyó contra su pecho, mientras las lágrimas se mezclaban con el color rojo, que intentaba taponar con su mano.

Le miró con los ojos entrecerrados, se notaba el dolor, y una respuesta a una pregunta no hecha, pero que los dos sabían cuál era. Le besó la frente, los sanitarios tardarían unos minutos, que se le hacían eternos, varias personas se arremolinaban intentando ayudar, pero él no escuchaba nada, solo el latir de su corazón y el de la mujer de su vida, que se iba apagando sin poder remediarlo.